Sobre la asociatividad empresaria y su rol en el fortalecimiento del entramado productivo
Se reproduce a continuación la presentación de Gabriel Casaburi, especialista del BID, durante la capacitación “Asociatividad para la productividad PyME” organizada por el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación.
Asociatividad Empresaria: “La unión hace la fuerza”
Cientos de frases similares dan cuenta de la importancia que tiene el trabajo en conjunto con otros. Y en el caso empresarial, esta situación es fácilmente identificable.
Pero a pesar de la conciencia que existe sobre esta idea, siempre es un enorme desafío salir de la individualidad y comenzar a trabajar con otros actores del entorno económico. Es por eso que los gobiernos, en función de mejorar las condiciones de productividad y competitividad de las empresas que conforman su entramado productivo, hacen grandes esfuerzos (políticos, de gestión y financieros) para alentar la formación de Clúster, Distritos Productivos, Conglomerados, Redes o Grupos Asociativos.
En nuestra provincia, y en específico en el sector metalmecánico, existen varias experiencias que gozaron de un cierto grado de éxito. Pero siempre se pudieron contar como casos aislados que no terminaron de generar un impacto importante en la economía global del sector.
Algunos podrán recordar el Plan Estratégico del Sector Metalmecánico que se desarrolló junto al Estado provincial en el 2003 y que condensó de manera acertada las necesidades, acciones y potencialidades que debían ser base de las acciones posteriores, y que fueron apoyadas por el Programa Mendoza Productiva.
Si bien muchas de las actividades que se llevaron adelante responden a este Plan, no fueron realizadas de manera orgánica y progresiva, con lo cual los resultados conseguidos fueron muy escasos.
Pero a nivel de los Entes de Financiamiento Internacional, el trabajo asociativo es un factor determinante que produce impacto real, medible e identificable. Algunas de las observaciones que los investigadores y estudiosos de la materia realizaron, podrían enumerarse de la siguiente manera:
- Las empresas que actúan en cadenas de valor/clústers tienen mejor desempeño que las que lo hacen de manera aislada.
- El entorno cercado es para las empresas la fuente principal de:
- Capital humano específico.
- Infraestructura adecuada.
- Empresas similares para intercambiar experiencias/conocimiento.
- Insumos públicos con especificidad sectorial.
- Las regiones más competitivas muestran un alto nivel de capital social, que se manifiesta en un alto grado de cooperación privada/privada, pública/pública y pública/privada.
Estas razones son las que movilizan a los Estados a prestar asistencia a las acciones de cooperación y trabajo asociativo, porque es el camino por el cual puede mejorar las condiciones de productividad del entramado productivo.
Mirando en perspectiva las acciones que los distintos grupos de empresarios, de distintas regiones y países, fueron desarrollando de manera exitosa en su recorrido por la experiencia asociativa, se podría enumerar un resumen de prácticas comunes:
Entrenamiento y difusión de la cultura de la cooperación: a pesar de los criterios comunes sobre las bondades del trabajo cooperativo, está claro que en nuestras sociedades son muy difíciles de implementar y sostener en el tiempo. Es por eso que se hace de vital importancia la sensibilización de todos los actores del sistema productivo local en las temáticas del trabajo asociativo.
Proyectos horizontales estructurantes: al tratar de avanzar hacia la mejora de la productividad y la competitividad, existen algunas limitantes estructurales que son rápidamente identificadas y que, en general, tienen que ver con los insumos públicos de especificidad sectorial (IPES) como laboratorios regionales de ensayos, desarrollo de marcas colectivas, construcción de Centros Tecnológicos, etcétera. En este apartado en particular, se hace evidente la necesidad de trabajo conjunto con actores públicos para el desarrollo de los IPES necesarios para el apoyo al crecimiento.
Servicios de apoyo: se hace evidente la carencia de algunas habilidades técnicas específicas para el trabajo asociativo como asesoría gerencial estratégica, promoción de la innovación, logística, mejora de procesos, comercialización y acceso a mercados.
Cambios regulatorios y fiscales: un duro camino que tiene que ver con la coordinación de alto nivel entre la actividad privada y el Estado. Y es necesario una acción sostenida en el tiempo que es un gran desafío para los grupos asociativos empresariales.
Para la naturaleza empresarial, siempre enfocada “hacia adentro”, se presentan retos y desafío muy importantes al plantearse la constitución de grupos con otras empresas y con otros actores de naturaleza diversa (gobiernos, universidades, centros tecnológicos, centros de investigación). Pero está claro que los resultados potenciales, son lo suficientemente tentadores para que el esfuerzo sea realizado.
Por último, de las lecciones aprendidas de los programas de apoyo a la asociatividad empresaria, se desprende la necesidad de pensar y reflexionar sobre la institucionalidad de los grupos empresarios, ya que esto hace al éxito del trabajo en el tiempo. Con relación a este apartado, es necesario no dejar de considerar las siguientes observaciones:
- La institucionalidad creada debe intentar ser un vehículo eficaz para promover la cooperación entre privados, entre públicos y, fundamentalmente, entre públicos y privados.
- El gobierno del grupo asociativo debe cumplir dos objetivos fundamentales:
- Ser el representante del Grupo frente a los programas de apoyo;
- Ser el órgano de representación de los interesados (stakeholders) para las decisiones colectivas.
Retomando la sentencia inicial y después de este pequeño recorrido, podemos asegurar que la unión no es una situación natural o de generación espontánea, si no que requiere un arduo trabajo por parte de sus integrantes, pero también se debe recalcar que la fuerza que se puede conseguir, solo es posible para una empresa si es capaz de trabajar armónica, metódica e inteligentemente.